Consejo nº1: Redactar las ofertas de forma que se ciñan mejor a la realidad
Entre las tres áreas de mejora que describen nuestros encuestados, la falta de transparencia en las ofertas de trabajo ocupa el primer lugar. Según los profesionales independientes, existe una brecha real entre aquello que promete la oferta y cómo resulta ser el encargo finalmente.
Por ejemplo, los participantes en nuestra encuesta citan repetidamente la falta de diferenciación entre el teletrabajo híbrido y el teletrabajo completo en las propuestas. También expresan el deseo de tener más información sobre el equipo en el que trabajarán para identificar el ambiente laboral imperante. Por último, a los encuestados les gustaría tener una mayor visibilidad sobre el marco en el que se llevará a cabo el encargo, como su ubicación precisa o las herramientas necesarias.
Lejos de ser un detalle, este factor es lo que provoca más recelos hacia los encargos propuestos desde las grandes empresas y, por lo tanto, aumenta las posibilidades de acabar dando la espalda. Por lo tanto, redactar propuestas de encargos claras y detalladas se erige como un requisito previo para captar la atención de los autónomos.
Consejo nº2: Trabajar en procesos de selección más transparentes y eficaces
En segundo lugar, las desventajas recurrentes que señalan los freelancers son la falta de claridad y transparencia en el proceso de selección.
A este respecto, los autónomos notan especialmente la lentitud en la respuesta en caso de rechazo. Este problema ya había llamado la atención de nuestros encuestados en la primera edición de nuestro estudio.
Para resolverlo, es necesario establecer procesos más ágiles y que incluyan información clara sobre los próximos plazos entre cada paso.
Consejo nº3: Mostrar una mayor consideración hacia los freelancers
El tercer punto clave que señalan los profesionales independientes es la falta de consideración que se mostró mientras trabajaban para grandes empresas.
Esta comunidad observa un cierto estigma en su contra, que se expresa de múltiples maneras: menosprecio de sus habilidades, falta de puntualidad en las citas, retraso en los pagos, dificultad para integrarse con otros empleados, etc. Este problema dista mucho de ser nuevo: este punto también estaba presente el año pasado, en la segunda posición.
Por lo tanto, las grandes empresas tienen que hacer esfuerzos reales en varios niveles para que los autónomos se sientan mejor recibidos. En la práctica, deben respetar el tiempo de los profesionales independientes igual que lo harían con sus empleados, establecer plazos de pago estrictos para no dejar a los autónomos en espera y proponer más momentos de convivencia entre talentos externos e internos para facilitar la integración de los autónomos.
En conclusión, para las grandes empresas, ofrecer la mayor cantidad de información posible en sus propuestas es igual de importante que garantizar la integración adecuada de los freelancers una vez que han empezado a realizar el encargo. Estos últimos son, de hecho, sensibles a múltiples aspectos que van mucho más allá de la tarifa diaria promedio o del interés del proyecto. Por lo tanto, las grandes empresas deben esforzarse implicarse tanto como puedan en los encargos si desean aumentar su atractivo entre los freelancers, esos talentos tan valiosos para las empresas.
